Más allá de trasmitir conocimiento, la educación también forja identidades, define formas de ciudadanía y revela las tensiones de una sociedad diversa y desigual.
En el Perú, la escuela implica tanto promesas de inclusión y movilidad como prácticas de exclusión y jerarquización. Este libro reúne investigaciones que muestran cómo las políticas educativas expresan en nuestro país proyectos de nación, disputas políticas y visiones divergentes sobre quiénes son reconocidos como ciudadanos plenos. Desde la expansión de la escuela rural hasta los debates actuales sobre interculturalidad, género o mercado educativo, los autores exploran las continuidades y rupturas en torno a la función social de la educación.
El resultado es una invitación a pensar la escuela no como un espacio aislado, sino como un espejo de nuestras desigualdades y aspiraciones, y como un terreno clave para imaginar futuros más democráticos y justos.