AA.VV
La selva baja amazónica se extiende atravesada por ríos que un día fueron flechas lanzadas por un dios kukama. Estos hoy son vías por las que viajan hombres, mujeres, mercancías, ideas, sueños, frustraciones? La vida en la ribera transcurre entre crecientes y vaciantes. Un hombre con un machete edifica la casa para su familia, construye un bote para pescar, trabaja su chacra. Pide permiso y agradece cada vez que sale a cazar. Defiende su territorio, ahora también en despachos y tribunales. Los habitantes que bordean el río Marañón son en su mayoría kukamas; ellos, como el resto de pueblos amazónicos, sienten que el tiempo va y viene en un círculo sin fin: lo que pasó pudo haber pasado ayer o hace una generación, puede que vaya a pasar mañana. El futuro no se relaciona con el patrimonio, es imposible; el río no pregunta qué tierras, en su transcurrir, se va a llevar y no. El lecho de su cauce, hace cuarenta años era tierra firme y dentro de otros cuarenta volverá a serlo, o quizás se convierta en cocha o tiphishca, sin importar si hubo casas, escuelas o campos de fútbol que los hombres ocupaban.
Esta historia es la que emerge en Parana tsawa, se trata de un relato que la fotografía ha construido a lo largo de más de cinco años. Está acompañada por textos de algunas de las firmas más solventes del momento para entender los retos que enfrenta la supervivencia de la que pasa por ser la última línea de defensa frente al cambio climático.