En el cruce de una historia política y cultural, la obra explora los usos y sentidos de los rituales, tanto como los cambios y continuidades de las fiestas del poder real, independentista y republicanas, entre 1735 y 1828. Todas ellas están orientadas a celebrar el régimen y a construir la autoridad suprema en Lima, y muchas pretenden inventar la nación. Es a partir de esta cultura ceremonial que logramos entender mejor cómo fueron imaginados, experimentados y forjados el Estado-nación y la identidad nacional en el Perú.